Sorpresa

Y llega así:

sin previo aviso

sin tocar el timbre

ni anunciarse

y sin siquiera

decir

qué tal.

La muy hija de perra

siempre está

donde tú nunca estás.

Esta felicidad

que ahora está y

yo no sé

que hacer con

ella.

Bebida

Bebía 

—y bebía  

de todo— 

por miedo. 

Porque 

la vida 

dolía y  

yo hacia mis  

locos 

intentos  

por escapar 

de sus 

fauces. 

Por miedo a  

no tener 

tregua. 

Pero 

la tregua 

se ha 

asomado  

por la 

ventana y 

me

guiñe el ojo.

Brindo  

esta noche  

por ella. 

Te lo advierto

Si eres feliz procura borrarte

esa sonrisa de la jeta al salir

de casa. 

 

Las personas la única felicidad 

que pueden respetar es la

propia. 

 

Te lo advierto:

que no se enteren.

Precaución

Suele salir todas las mañanas de casa

casi siempre a las misma hora.

Hermosa morena femme fatale con  

ese tremendo cuerpazo;

es esa clase de mujeres que saben

lo que se cargan en la entrepierna

y peor—¿ o mejor?—aún;

saben bien como utilizarlo.

Hay un río aquí cerca; lo mejor será

no acercarse

                  no acercarse

                                      a esa mujer.

Accidente


En el diccionario:

Suceso eventual que altera el orden regular de las cosas.

Coloquialmente:

Es algo que sucedió pero que nunca debió de haber

sucedido.

Esencialmente es lo que creo que fue lo nuestro mujer;

un accidente

                       en una muy calurosa de tarde de verano

Nadie está exento.


He visto a muchos buenos hombres
caer en depresión por mujeres que nunca valieron la pena.
Mujeres cuyo desprecio se atreverían
a escupir en tu cara sin sentir ningún remordimiento.
Incluso yo fui víctima de alguna de ellas;
Contoneándose por las escaleras de mí casa.
Un hombre puede llegar a sentír debilidad  e incluso
un poco de sumisión frente a una dama de tacones altos.
Salinas le escribía una epístola diaria a Margarita y
después él  la engañó con una americana.
Lo cual significa que también nosotros podemos ser
unos hijoputas sin remordimientos. Nadie está
exento.

Bajo los cascotes




Después de haber pasado
por algunas docenas de mujeres
que sin consideración
trataron de aniquilarme con la sutil
manera en la que la mantis religiosa
le corta la cabeza a su macho
Después de acostarme
y no acostarme con ellas
y sentirme tan vacío como una
botella de whisky en las trémulas manos
de un alcohólico a las cuatro de la mañana
Después de mentirles y
dejar que me mintiesen
Después de engañarlas y
dejar que me engañasen
apareces tú
que me haces sentir tan natural  
como la leve brisa que acaricia mi suave estor
como un efluvio nacido en la vorágine de una ventisca
como un simple pulgar que busca tocar al índice
o viceversa.