La mayoría de mis pocos
amigos
son borrachos empedernidos
Beodos irremediables y
drogatas asaltantes de esquina
Siempre ha sido así; me siguen
los malditos
Soy uno de ellos.
Un día les diré que dejaré
de beber y
seré ablución
un anacoreta
Y mi casa estará por fin
vacía.
Literatura suicida
Ocho colillas en el cenicero
un cigarrillo encendido entre los dedos
y frente a mí
el procesador de textos con tan sólo
seis versos escritos
Es como tener a la locura envuelta en denso humo azul.
No hay comentarios:
Publicar un comentario